sábado, 10 de diciembre de 2011

Tormenta.

Hay tantas cosas extrañas en este mundo, tantos extraños pensamientos, paranoias y miedos. Lo malo de todo ese conjunto de cosas es que cuando buscas una explicación o una forma de deshacerte de ellos no sabes como hacerlo. Es más, enloqueces y piensas en cometer esas locuras, que sabes a ciencia cierta que no son ciertas. Tu corazón te dice que no es así, tu corazón se vuelve el dictador de tu cuerpo. Y gracias a Dios!. Sino fuera por mi corazón, me hubiera dejado llevar por mi mente que seguramente me hubiera llevado al camino de la perdición y del dolor.

Mi corazón le ama, late por él, se emociona cuando él anda cerca. Mi cuerpo quiere estar con el suyo, mi piel quiere rozarse con la tuya. Mis manos buscan el contacto con tu cuerpo de forma inconsciente. Porque el corazón sabe lo que quiere, es él que actúa, él que sabe cuando una cosa es así o no. Es él que llora, cuando sientes dolor, cuando siente dolor. Es él que sufre cuando piensa que te vas, que algo va mal o que sencillamente no estás. Son los sentimientos los que te echan de menos. Los sueños los que me hacen soñar contigo. Mi voz la que se equivoca y pronuncia tu nombre en vez de otros.

Mi mente, me odia, me mata, me hace sangrar, y llorar. Está loca. Piensa cosas que no son, quiere hacerme creer que amo a otra persona cuando mi corazón sabe de sobra que mi corazón es para Raúl. Hasta cuando escribo esto me quiere confundir, es una furcia. Mi mente es malvada, pero..tenemos una teoría yo misma me hago daño para no ser feliz. ¿Por qué?, no lo sé, seguramente será porque estuvo acostumbrada a serlo y ahora que lo está logrando lo hace para hacerme daño.

La gente pensará que estoy loca, chiflada, tarada o que me tomé algo. Pero no, estoy bien, mi corazón le ama a él, le echa de menos a él, llora por él, le necesita a él, y nada más que a él. Nada de tonterías, nada de otras personas, solamente Raúl. Necesito que esto se pase, necesito que la tormenta de malos pensamientos y falsos pensamientos cesen y por fin pueda ser feliz con él. Raúl y yo, nada más.



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