viernes, 28 de septiembre de 2012

Recuerdos transformados en finas gotas de una lluvia de Otoño.

Y era un día como hoy. Una tarde de otoño en la que el sol quedaba escondido entre las fauces de las grises nubes de un invierno que se hacía palpable. La lluvia caía del cielo inundando ciudades a su paso y dejando estelas de agua por las calles. Las gotas se deslizaban con una violencia casi magnética pero cronometrada por las ventanas de las casas, empapando todo a su paso, incluidas las persianas.

Recuerdo que movía mis pies a un paso ligero después de haber olvidado el paraguas en casa. Si, era muy inteligente en aquellos entonces. Me daba prisa para llegar antes que tú a nuestro lugar de encuentro y no tuvieras que desesperarte mientras me esperabas. El camino se hizo angosto, el viento era salvaje y revolvía mis cabellos impidiéndome parte de la visión, mientras que la lluvia mojaba mi ropa y me dificultaba el movimiento, pero antes de que me diera cuenta había llegado y te estaba esperando. Recuerdo como si fuera ayer como ansiaba verte llegar por la esquina de la calle para poder besarte y como te retrasaste. Tuve que llamarte preocupada por si te había ocurrido algo, pero tu respuesta fue un: estoy llegando. Pasaron entonces unos cuantos minutos hasta que llegaste. Sonreí al verte aparecer y de nuevo mi pulso se aceleraba a una velocidad descontrolada, me levanté, te besé y te reproché el retraso. Tú me dijiste que te habías pillado un dedo con las prisas y una vez más yo me sentía mal por haberte echado la bronca.

Andamos...supuestamente iba a ser un paseo en una tarde nublada pero...se convirtió en una carrera mágica bajo un vendaval y un diluvio dignos del universal que protagonizó Noe. Ibamos a paso ligero porque la lluvia nos sorprendió en mitad del camino hacia tu casa. Las gotas caían con más fuerza, mi mano agarraba la tuya como símbolo de que no quería perderte, tú me guiabas y yo te guiaba. Nuestros cabellos mientras tanto se mojaban y se arremolinaban entorno a nuestros rostros mojados que osados decidieron encontrarse en medio de aquel temporal para rozar los labios del otro. Tus labios mojados saludaban a los míos como si hicieran milenios que no los vieran representando de forma física aquel amor que se palpaba en el ambiente cada vez que mi mirada se cruzaba con la tuya. Mis manos en cambio se paseaban por tu camiseta mojada que se pegaba a tu piel con la misma ansia que el un gatito a su dueño. Aquel momento era tan mágico, nuestros labios y la lluvia. Sentía el calor de tu cuerpo junto al mío mientras una fina pero enérgica lluvia de Otoño caía sobre nosotros empapándonos hasta los huesos. Seguramente fueron unos segundos la parada pero fueron unos segundos mágicos que se han guardado en mi memoria.

Después de ese pequeño descanso para que nuestros labios ahogaran las ganas de encontrarse proseguimos la carrera en busca de un techo donde refugiarnos. El agua seguía cayendo de forma constante y el viento seguía golpeando nuestros cuerpos que andaban, que casi corrían buscando el calor de tu hogar. De nuevo allí en medio de aquel paisaje otoñal bañado en gotas volvíamos a hacer un alto en el camino para volver a besarnos. Yo ahogaba "te amo's" en tus labios y tú en los míos. Acariciaba tu rostro empapado y frío y paseaba mis dedos con suavidad por tu piel disfrutando de aquel pequeño detalle y de aquel tacto. Sonría cuando besaba tus labios era algo que hacía inconscientemente, un casi imperceptible gesto de amor que demostraba que estaba enamorada de ti y cada uno de los milímetros de tu piel.

Por fin nos dignamos a seguir nuestro camino una vez trascurridos aquellos minutos de amor y locura adolescente. Finalmente llegamos a tu casa caladísimos y empapados. Tu madre en gesto protector me ofrecía ropa para cambiarme y tu me traías tu zapatillas de casa que me estaban enormes. Mi ropa mientras se secaba en el porche...o lo intentaba. Mi cabello estaba empapado, las gotas se paseaban por debajo de la camiseta y hacían estremecerse a mi piel. Pero era feliz, muy feliz, te veía sentado al lado mío mientras observábamos aquel programa en la televisión. Unos tios forzudos se paseaban y el concursante tenía que adivinar quien era el ganador de España de ese año. No prestaba mucha atención la verdad, pues mi mirada de reojo se dirigía a ti y a cada detalle de tu rostro. Eras y eres taaaaaaan precioso.

La tarde pasó en aquel sofá en frente de aquel televisor junto al calor de una estufa, junto al calor de tu cuerpo en la distancia debido a la presencia de la mujer que te trajo al mundo. La tarde dio paso a la noche, yo me tuve que marchar pero me despedí de ti sabiendo que solo tardaría unas horas para poder verte de nuevo al día siguiente en aquel, nuestro banco.

Y es ahora casi un año después de aquella tarde, de aquellos sucesos, de aquellos momentos cuando la lluvia empapa mis ventanas y mi alma que lo recuerdo todo con tanta claridad que parece que fue ayer cuando corría contigo de la mano por debajo de aquella lluvia de otoño que daba paso a un invierno que pasaría a tu lado. Y es que los recuerdos no se borran se quedan en la memoria y los sentimientos reales no mueren quizás se debiliten pero nunca desaparecen. Y es por ello que lo recuerdo todo con una sonrisa triste en el rostro porque no quería que fueran solo eso: recuerdos. Quería más, quiero más, pero...mientras tanto me conformaré con el calor de mi casa y la compañía de mi música en estos días lluviosos en los que debería estar surcando las calles contigo de la mano mientras nos besamos bajo la lluvia, por que es así como quiero vivir estos días de Otoño: a tu lado.

Raining.

Recuerdos transformados en finas gotas de una lluvia de Otoño.

miércoles, 26 de septiembre de 2012

El amor de verdad.


-¿Crees qué se puede querer a dos personas a la vez?
-Por supuesto - afirmó Rando, muy convencido-. Aunque una de las dos suele ser un capricho, y la otra, tu amor de verdad. A veces cuesta un poco distinguirlos.
Jack y Rando - Memorias de Idhún III "Panteón"

martes, 25 de septiembre de 2012

Hoy vengo a hablaros de nostalgia.

Por desgracia de nuevo vengo hablaros de dolor, de angustia y de todo menos alegría y felicidad. Vengo a intentar explicar y definir esa sensación...esa sensación de dolor en el pecho cada vez que le recuerdo. Intento definir lo que se siente al experimentar la nostalgia. Seguramente no os gustará, todo esto es lo más triste que guardo en mi interior, pero hoy, una vez más abro mis emociones y la comparto con vosotros, esas personas que me leéis. Aviso que quien no esté de ánimos y el dueño o dueña de su corazón no lo esté cuidado se abstenga de leer estas tristes y rotas palabras de amor.

Echar de menos, añorar, extrañar...son todo verbos con un mismo significado y que definen una sola acción: el hecho de sentir la ausencia de una persona importante que ya no está, por diversos motivos o por uno solo. Echar de menos, y ya no solo a personas, si no a momentos, palabras, caricias, besos...pero el secreto por desgracia es que no son esos momentos, si no la persona con la que viviste y experimentaste esos momentos y emociones y si aquí entras tú en juego.

Como este es mi blog, como esta es mi entrada, me centro en mí y cuento mis problemas, así de simple. Pues sigamos...en mi caso no es extrañar unos momentos; bueno en parte si, pero es sobretodo extrañar con toda mi jodida alma a una persona, esa persona: tú. Ese muchacho de ojos pardos y cabello desaliñado y largo que apareció en mi vida hace un año y le dio un giro de 380º. Que consiguió enamorarme y hacerme feliz, descubrir nuevas sensaciones y que me enseñó lo que significaba realmente la palabra "amar". Todo suena demasiado bonito si, hasta que aparecen los celos, las discusiones, las peleas, las desconfianzas, las dudas y de la noche a la mañana. Boom. Y desde entonces sólo me formulo una pregunta en mi cabeza, ¿Qué nos pasó?.

Y es que no es solo añorar a una persona, y si no a todo lo que conlleva: su voz, su mirada, sus ojos, su sonrisa, sus labios, su aroma, su piel, su cuerpo, sus bromas, su risa, sus lágrimas, su calor, su cariño, sus abrazos, sus caricias, su besos, sus susurros, su boca, sus mordiscos, su cabello, su música, sus gustos, sus dibujos, su familia, su ropa, su habitación, su casa, sus perros...vamos lo que viene a ser todo. Y lo peor, no es el hecho de añorarla porque sea un amigo, si no la persona que amas, con las que has vivido muchísimos momentos y has sonreído solo con tenerla cerca y que de la noche a la mañana ya no está. Desaparece de tu vida, rompe tus esquemas, rompe tus sueños y solamente tienes fuerzas para derramar lágrimas que se deslizan por tus mejillas y se acaban perdiendo en un enorme abismo tan grande como el que se ha abierto en tu corazón ahora que esa persona que abrió ese hueco en ti, se ha marchado y no tiene intención de volver a llenar. Porque por desgracia el primer amor es el más intenso, es el verdadero, el más bonito pero que suele acabar mal. Y es que es esa primera persona la que abre un espacio en tu interior, dentro de tu corazón que antes no existía y por ello cuando esa persona se marcha no queda nada...sólo un enorme vacío y un dolor tan intenso como el desgarrón de tu propia alma. Y lo malo de todo esto es que sólo la persona que abrió la puerta puede volver a cerrarla...por eso se dice que el primer amor es el verdadero y el resto sólo son réplicas...Porque curiosamente en muchas ocasiones las personas después solemos fijarnos en otros humanos que se asemejan a esa persona especial, yo doy fé.

Y todo esto...todo esto es mi pesadilla constante...ese dolor que me oprime el pecho todas las noches cuando me acuerdo de ti y me duele tu ausencia en lo más profundo de mi ser y tengo que tragarme las lágrimas para intentar ser fuerte. Esa horrible sensación de desolación que me invade al acostarme sin tus "buenas noches" y despertarme sin tus "buenos días princesa o preciosa". Dolor, en eso se resume todo: dolor. Mi pesadilla, tú eres mi mayor sueño y al mismo tiempo el que tú no estés es mi mayor pesadilla y mi mayor calvario. Porque como dice la canción "porque como te echo de menos, no hay en el mundo un castigo". 

Llevo un rato meditando sobre como acabar esta entrada, finalmente encontré la frase más adecuada que lo resume todo en cuatro sencillas palabras: Te echo de menos.

lunes, 24 de septiembre de 2012

I remember..

Recuerdo como ibas vestido.
Recuerdo que sentí al ver por primera vez tu preciosa sonrisa..
Recuerdo lo que pensé al cruzarme con tu mirada.
Recuerdo como después de esa noche te necesitaba en mi vida sin conocerte.
Recuerdo como "Knives & Pens" fue tu excusa para que me acercara a ti.
Recuerdo la primera vez que sentí tu aroma cerca de mí.
Recuerdo lo precioso que me pareciste.
Recuerdo como fue abrazarte por primera vez.
Recuerdo como el 24 de Septiembre del 2011 cambió mi vida por completo a mejor.

domingo, 23 de septiembre de 2012

¿Qué cómo va por aquí?

Por aquí nada ha cambiado, lo único es ese frío que siento cada noche al meterme en mi cama desde que tú no estás

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Pequeña Alicia.

Y sintió como todo se le iba de las manos. Como todo a su alrededor parecía desmoronarse en cuanto lo tocaba; como las personas a las que apreciaba se terminaban alejando y entendían todo lo contrario que ella quería que entendieran.

Suspiró fuerte y comprendió que debía cambiar. No soportaba aquella situación, peleas un día si y un día también. Malos rollos y discusiones. No estaba dispuesta a perder a los demás por aquella actitud, se dio cuenta entonces de lo egoísta que podía haber llegado a ser. Tuvo entonces, que reprimir un grito para no alertar a nadie de su decepción ante ella misma y llevarse la mano al corazón que le lloraba en silencio. ¿Cómo podía haber alcanzado esa situación sin apenas darse cuenta?, por desgracia ahora entendía la mayoría de cosas que habían ocurrido en el pasado...todas, bueno solamente algunas.

Cerró los ojos durante unos segundos, suspiró profundamente y decidió que encontraría una solución a aquel problema que abarcaba muchos más. Se acabó, ella sabía que tenía que cambiar y lo haría para mejor. Iba a mejorar por todos aquellos que habían estado a su lado y lo haría porque ellos le importaban y de corazón.

Estrellas Fugaces.


-¿Alguna vez has salido de noche a contemplar las estrellas, para ver si veías una estrella fugaz?
-Si muchas veces- respondió él, sin entender a dónde quería ir a parar.
-Pasas las horas mirando el cielo, observando las estrellas - prosiguió Victoria-. Y todas te parecen igual de hermosas. Sin embargo, lo que estás esperando es una estrella especial, una estrella fugaz. Ese tipo de estrella que sabes que solo vas a ver tú, durante un instante, y solo porque estabas mirando. ¿Alguna vez has visto una estrella fugaz? ¿Y le has pedido un deseo?
-Si claro. Como todos.
-Esa estrella fugaz, es, en ese momento, tu estrella. Y depositas en ella tus sueños, tus ilusiones...y a lo mejor se cumplen; o tal vez la estrella no estuviese escuchando en ese momento. No importa; lo que cuenta es que levantas la cabeza hacia el cielo para ver las estrellas, para encontrar esa estrella fugaz con la que compartes tu corazón un breve instante...aunque luego el deseo que formulaste al verla no llegue a cumplirse nunca.
Victoria y Jack - Memorias de Idhún III: Panteón.

lunes, 10 de septiembre de 2012

"Pero a veces el corazón tiene una lógica extraña."

"-Creo que tenía miedo de descubrir que ya no sentía lo mismo por ti. Y es un contrasentido, ¿verdad?. Temía que ya no fuera lo mismo y que eso me obligase a echarte de mi vida...y lo temía porque en el fondo no quería que te marchases, lo cual, implícitamente, quiere decir que nunca dejé de amarte. Es absurdo, pero a veces el corazón tiene una lógica extraña."
Kirtash - Memorias de Idhún III: Panteón.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Ponte en su lugar.

Hoy cuando volvía de mi campo, a través de esos caminos que surcan fincas y huertos, he visto algo que me ha desgarrado el corazón. ¿Qué, que era?, pues un cachorrito, concretamente una hembra. Una perrita preciosa de colores parduzcos, y orejas caídas pero preciosas, en parte me recordaba a un perro que tuve yo en antaño, a Pluto.

Imaginaos...imaginaos por un momento que ese perro sois vosotros. Imaginaos que un día, vuestros padres os suben el coche con la excusa de que vais a dar un bonito paseo. De repente, el coche se detiene en medio de la nada y apagan el motor. Te miran de una forma extraña, no hay ni siquiera un atisbo de tristeza, ni arrepentimiento en su mirada pero sabes que algo va mal, bastante mal. En un instante, tu padre se ha bajado del coche y ha abierto tu puerta, con una mirada autoritaria te invita a salir del vehículo. Tiemblas, pues tienes miedo, no sabes que ocurre, pero...tu corazón llora y empiezas a derramar lágrimas. "¿Qu-qué pasa Papá?", consigues preguntar entre tartamudeos, que se ahogan en las lágrimas. "Baja ya" es su única respuesta.

Todo pasa rápido. Cuando estás apunto de bajar, él se desespera y tira de tu brazo echándote fuera, tu instinto te hace revolverte, gritar y aferrarte al asiento para que no te saque. Pero, te golpea y vuelve a golpearte. Finalmente te cansas de luchar y te rindes. Tu padre entonces, te deja en el suelo sentado, no te mira, no te dice nada, pero sus ojos hablan y sólo pronuncian un "adiós". Después de esa última palabra, tus ojos se humedecen y te duermes.

Despiertas al rato, no sabes cuanto tiempo ha pasado..pero te sientes tan..perdido. Quien creías que era tu familia te ha tirado en el arcén de una carretera, si es que se la puede denominar como tal. No tienes dinero, no tienes teléfono y no sabes como volver a casa, porque durante el trayecto te quedaste dormido sin prestar atención al camino de vuelta. Vuelves a llorar por la impotencia, gritas pidiendo auxilio..pero no hay nadie, abatido te dejas caer en el suelo porque estás ...cansado y te sientes abandonado..

Pasan los días y andas por caminos que ni conoces, consigues sobrevivir gracias a algunos restos de la basura y algunos vegetales que encuentras en los huertos, pero no ves a nadie, a ningún otro humano. O si ves a alguien, te miran de mala manera y te alejan, creyendo que eres un mendigo, aunque bueno se podría decir que lo eres.

Seguramente te pasarías semanas tratando de encontrar el camino a casa o acabarías muriendo de hambre  sed, frío o calor. Aunque probablemente al ser una persona alguien que te vea te ayudará, porque aunque es difícil de creer todavía hay gente dispuesta a ayudar a los demás. Pero...ponte en la piel de un perro, un ser que no puede hablar, no puede pedir auxilio y que no tiene capacidad de razonamiento, imagina su suplicio, y su agonía. Siente su dolor, desconsuelo, soledad, hambre, frío, calor o su sed. Y ahora, dime...¿tú serías capaz de abandonar a un ser qué te ha dado todo su amor a cambio de nada?, ¿de dejarlo tirado cual colilla en el arcén de la carretera?, porque yo sinceramente, no.