viernes, 7 de septiembre de 2012

Ponte en su lugar.

Hoy cuando volvía de mi campo, a través de esos caminos que surcan fincas y huertos, he visto algo que me ha desgarrado el corazón. ¿Qué, que era?, pues un cachorrito, concretamente una hembra. Una perrita preciosa de colores parduzcos, y orejas caídas pero preciosas, en parte me recordaba a un perro que tuve yo en antaño, a Pluto.

Imaginaos...imaginaos por un momento que ese perro sois vosotros. Imaginaos que un día, vuestros padres os suben el coche con la excusa de que vais a dar un bonito paseo. De repente, el coche se detiene en medio de la nada y apagan el motor. Te miran de una forma extraña, no hay ni siquiera un atisbo de tristeza, ni arrepentimiento en su mirada pero sabes que algo va mal, bastante mal. En un instante, tu padre se ha bajado del coche y ha abierto tu puerta, con una mirada autoritaria te invita a salir del vehículo. Tiemblas, pues tienes miedo, no sabes que ocurre, pero...tu corazón llora y empiezas a derramar lágrimas. "¿Qu-qué pasa Papá?", consigues preguntar entre tartamudeos, que se ahogan en las lágrimas. "Baja ya" es su única respuesta.

Todo pasa rápido. Cuando estás apunto de bajar, él se desespera y tira de tu brazo echándote fuera, tu instinto te hace revolverte, gritar y aferrarte al asiento para que no te saque. Pero, te golpea y vuelve a golpearte. Finalmente te cansas de luchar y te rindes. Tu padre entonces, te deja en el suelo sentado, no te mira, no te dice nada, pero sus ojos hablan y sólo pronuncian un "adiós". Después de esa última palabra, tus ojos se humedecen y te duermes.

Despiertas al rato, no sabes cuanto tiempo ha pasado..pero te sientes tan..perdido. Quien creías que era tu familia te ha tirado en el arcén de una carretera, si es que se la puede denominar como tal. No tienes dinero, no tienes teléfono y no sabes como volver a casa, porque durante el trayecto te quedaste dormido sin prestar atención al camino de vuelta. Vuelves a llorar por la impotencia, gritas pidiendo auxilio..pero no hay nadie, abatido te dejas caer en el suelo porque estás ...cansado y te sientes abandonado..

Pasan los días y andas por caminos que ni conoces, consigues sobrevivir gracias a algunos restos de la basura y algunos vegetales que encuentras en los huertos, pero no ves a nadie, a ningún otro humano. O si ves a alguien, te miran de mala manera y te alejan, creyendo que eres un mendigo, aunque bueno se podría decir que lo eres.

Seguramente te pasarías semanas tratando de encontrar el camino a casa o acabarías muriendo de hambre  sed, frío o calor. Aunque probablemente al ser una persona alguien que te vea te ayudará, porque aunque es difícil de creer todavía hay gente dispuesta a ayudar a los demás. Pero...ponte en la piel de un perro, un ser que no puede hablar, no puede pedir auxilio y que no tiene capacidad de razonamiento, imagina su suplicio, y su agonía. Siente su dolor, desconsuelo, soledad, hambre, frío, calor o su sed. Y ahora, dime...¿tú serías capaz de abandonar a un ser qué te ha dado todo su amor a cambio de nada?, ¿de dejarlo tirado cual colilla en el arcén de la carretera?, porque yo sinceramente, no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario