jueves, 30 de mayo de 2013

¿Dónde estás?


¿Dónde quedó aquella chica qué luchaba por sus sueños? ¿Aquella qué me gritaba emocionada qué había dado un gran paso? ¿Dónde está la qué me juraba qué era capaz de conseguir todo lo que se propusiera? ¿Dónde estás?

Puede que estés perdida, si es así, iré a buscarte. Te ayudaré a levantarte de esta pequeña caída y de la mano, tú y yo, nos comeremos el mundo esta noche y la siguiente, y la siguiente. Si en cambio, te has quedado debajo de las sábanas escondida porque temes al mañana, iré a sacarte de allí. Te pondré una música que levante tus ánimos y cargue tus energías, y te arrancaré una de esas sonrisas tuyas que tanto me alegran a mí el día.

Quizás, no sepas ni siquiera en que galaxia te has escondido. No importa, ¿vale?, estoy dispuesta a buscarte entre todas las estrellas y cometas, hasta hallar tu escondrijo, el refugio donde te proteges de los daños externos. Puedes tener miedo…yo también siento una presión fatal en el estómago, pero sé que juntas podemos. Noches soleadas de cafés, ¿no?.

Aún recuerdo cuando me escribías que juntas cumpliríamos nuestros sueños. Cuando dijimos de viajar a aquellos lugares magníficos la una acompañada de la otra. Aún ansío con ganas esos días. Pero antes hay que levantar el vuelo mi pequeña águila. Volar, volar y volar bien alto, ser libres como dos corceles que galopaban con rapidez por las praderas.


Estés donde estés, yo te invito a que tomes mi mano, a que luchemos juntas contra todos los males que se nos avecinen y a que seamos felices. Que olvidemos el pasado hasta el punto que recordarlo no duela, y sonriamos al futuro esperando de forma expectante su llegada. Y ahora yo te digo, ¿vienes?


Dedicado a Ella.


martes, 28 de mayo de 2013

"Mis ojos se cierran, mi corazón se detiene y mi respiración duerme."


De nuevo esa sensación de presión en el estómago, de notar como algo se remueve en mi interior profiriendo un grito silenciado. Otra vez ese miedo atroz se dibuja en mi mente y me susurra palabras que en otro momento pasado ya escuché y me acorralaron. Trato entonces de escapar...pero de nuevo esos fantasmas se aparecen y me intentan manipular. ¿Qué hacer: correr o esperar?

Correr. Siento como al mover de forma rápida y enérgica mis piernas dejo algo atrás. Me da cosa girarme y comprobar si realmente se me ha caído algo del bolsillo derecho de la chupa, a saber...que puedo encontrarme en medio de este jodido bosque. Todo está oscuro, el negro es tan opaco que siento como me pesa en los hombros y me dificulta la carrera. ¿Dónde estoy y cómo cojones he llegado hasta aquí?

El silencio es la armonía reinante en este lugar, el paisaje es demasiado terrorífico para mi gusto. Me atrevo a pensar que tal vez...No, no es posible, recordaría haber llegado a este sitio extraño y apartado. ¿Dónde quedaron los ciervecitos en plan Bambi y el verde de los árboles?, aquí todo es extremadamente gris.

Sigo corriendo, la opción de pararme no me parece realmente acertada, además siento como la tensión reinante en mi estómago se está cebando con el resto de mi cuerpo. Clava con ansia sus punzadas de dolor y las piernas me flanquean. No pienso permitir que el miedo se apodere de mí, o ...¿será tortura física en vez de terror?. No sé porque, pero se me ocurre bajar la vista hacia mi tripa y me encuentro con que un color rojo carmesí decora mi camiseta y tiñe mi mano. Ahora ya lo entiendo.

Trato de mantener el ritmo, aunque pierdo sangre a un compás frenético, puedo sentirla correr por entre los surcos de mi piel. Pero, no puedo. No puedo seguir con la escapada, a pesar de oír ruidos extraños que me incitan a proseguir. Alguien me está siguiendo, puedo sentir su aliento detrás de mi nuca y su respiración es tan fuerte y ruidosa que impera sobre los demás sonidos de la noche.

Definitivamente la pérdida de sangre es inmensa, mi cuerpo me pide a gritos que me detenga, que pare, que así no puede funcionar. Me siento derrotada, y me dejo caer contra el frío y duro tronco de uno de estos malditos árboles que crecen en lo que parece el atrezzo de mi último aliento. La sangre sigue fluyendo, trato de tapar la herida pero es imposible...Me rindo, y aunque mi respiración se empieza a relajar de manera mortífera y mis párpados cansados e incapaces de mantenerse un segundo más abiertos, puedo observarle. Se acerca, tanto que está a unos milímetros de mí. Puedo sentir un horror inundando mi cuerpo al comprobar sus facciones, pero...extrañamente acerca su mano a mi rostro y me lo acaricia como si de una hermosa obra de cristal se tratase y temiera romper. No sé quien es...puede...puede que él o eso fuera la razón por la que me encuentro aquí en medio de la nada. Pero, justo cuando consigo recordar como llegué aquí, mis ojos se cierran, mi corazón se detiene y mi respiración duerme.


jueves, 16 de mayo de 2013

"Bye Fear, Hi Love."



Puede que suceda como predijiste aquel día letal. Puede que un día en alguna estación de tren como en una típica escena americana, cuando tú estés apunto de subir en ese ferrocarril, tu mirada se cruce con la mía y te obligues a ti mismo a retroceder. Que te acerques a mí, me sonrías y me des dos besos, invitándome a tomar un café para hablar de nuestro ahora y nuestro pasado.  Si la suerte nos ha sonreído yo me habré convertido en una crítica musical de prestigio y tú en un flamante artista contemporáneo.

Si todo eso acontece acabaremos sentados en una mesa alejada del resto en un café típico de cualquier estación de trenes. Empezarás a relatarme tu vida, tus pinturas, tus exposiciones. Mientras yo, te diré el número exacto de conciertos a los que habré asistido y a la cantidad de artistas que he conocido y sé que a ti también te gustaría conocer. Incluso puede que lo conozcas a él, que hayas escuchado su música y te guste encima de todo.

Posiblemente acabe perdiéndome en el pequeño placer que me producirá el observarte. Me fijaré en cómo te has convertido en un hombre. Me percataré de cómo una pequeña brisa proveniente del aire acondicionado remueve juguetona uno de tus cabellos molestándote. También, de cómo mueves la muñeca y con ello los dedos para remover el azúcar que reside en el fondo de tu vaso de café. Y sí, recordaré un pasado lejano, volveré a sentirme pequeña, indefensa e incluso a lo mejor se me escape alguna de esas risas de niña chiquitina jodidamente adorable que solo tú tenías el privilegio de escuchar. Muchas imágenes difuminadas de momentos increíbles se proyectarán en mi mente y en silencio recordaré como con solo diecisiete años me enamoré de ti, de ese niño de sonrisa mágica que eras. Y sé, joder, sé de sobra que cuando ladees la sonrisa será porque tú también habrás sacado ese cajón guardado de memorias y te deleitarás observando con minuciosidad todos y cada uno de los objetos que en su interior diste cobijo un día.

Me reiré al comprobar como una pequeña gota de café se desliza por tu comisura izquierda y tú te la quitas usando con suavidad una de esas servilletas en las que pone: “Gracias por tu visita.”. Será entonces cuando una pequeña vibración de mi teléfono me haga volver de ese viaje al pasado en el que me he visto sumergida desde la primera vez que te miré en el andén.  Sabré de sobra que es él, y una enorme sonrisa se dibujará en mi rostro.  “Un momento”, te murmuraré para poder comenzar la llamada. “Hola mi amor” susurraré mientras lo llamo y tú me observas con un brillo de nostalgia en tu mirada. Me contará su día, que ha hecho y a quien se ha encontrado. Me recordará lo mucho que me extraña y las ganas que tiene de hacérmelo encima de la mesa de nuestra cocina. Volveré a sonreír como una idiota que con tan solo escuchar su voz siente como se le eriza la piel. 

“Te quiero mi amor”, será la frase con la que me desprenda del móvil y vuelva a encontrarme contigo.  Sonreirás de forma tonta y me mirarás con una melancolía casi palpable para acabar diciéndome: “Recuerdo cuando yo era el dueño de esos te quiero, cuando yo provocaba tus sonrisas y cuando te perdías entre los surcos de mi piel…Vaya…parece que fuera ayer cuando te encontraba nada más abrir los ojos alguna que otra mañana. Mentiría entonces si te dijera que no te echo de menos.” . Lo más probable es que mi corazón se paralice durante unos segundos y yo te responda:  “Si…y fue hace diez años…Como pasa el tiempo. Yo también te he echado de menos y te echo de menos. Pero, ahora es él.”.

Me pararé a pensar en todo lo vivido, en como apareció él y reparó mis engranajes. Me daré el capricho de recordarme que nunca te olvidé, que siempre seguirás en mi interior como un buen momento de mi  vida, y que sea mi yo del pasado o mi yo del presente, ambos siempre te querremos y sentiremos algo cada vez que tu mirada se tropiece con la mía. Sin embargo, repararé en él, en lo feliz que me hace y en lo jodidamente especial que es su esencia y todo lo que compone. En cómo me alegra los días y como me quiere.
Pero, si, habrá un pequeño segundo en el  que me planté abandonarlo todo y volver a encontrarme con aquellos brazos añorados y aquellos besos robados.  No obstante, será solo eso: un pensamiento fugaz, por que el color verde esperanza de su mirada y el delicioso aroma que desprende su piel me hará evocar los mil y un defectos que tiene pero que le hacen increíblemente perfecto para alguien como yo. Sabré de sobra que nuestro tiempo ya pasó, que aquel “tú y yo” se quedó anclado un fatídico mes de Marzo, pero como suelen decir: “Lo breve, es dos veces nuevo”.

Centraré de nuevo mi mirada en la tuya y comprobaré por la combinación de tus facciones y movimientos por un instante, que tú también has pensado en volver a intentarlo, en desear con todas tus fuerzas encontrarme de nuevo a tu lado en tu cama. Pero, que tan pronto como lo has reflexionado,  lo has desechado, supongo que es porque me ves feliz y eso apacigua tus voces internas. Me tomaré la libertad de estirar con lentitud mi brazo para apartar de tus ojos, ese rebelde flequillo que llevabas y aún día sigues llevando. Y será entonces, cuando caigamos en la cuenta de que estamos bebiendo de un par de tazas vacías, pues hará más de media hora que terminamos con el café y lo que en realidad ha sucedido es que nos hemos perdido con profundidad en las facciones del otro y en indagaciones mentales que aunque no hemos querido mencionar en voz alta hemos compartido. Comprobaremos, también que la luz de la cafetería ha menguado. Joder, es tarde y ya es casi hora de cerrar. Tanto tú como yo, con tan solo observarnos los ojos una vez más sabremos que es el momento de marcharse, que ya nos hemos extraviado demasiado en momentos recónditos del pasado y es hora de recoger bártulos y seguir cada uno con la suya vida.

Con un ritmo silencioso comenzaré a levantarme y tú, aún sabiendo de sobra que es hora de partir, te tomarás la libertad  de decirme: “Sé que no me llamarás, pues ya lo hiciste en su momento y no me veía con fuerzas para contestarte. Pero, si en algún momento me recuerdas o te apetece decirme que me echas de menos y escuchar un “yo también” por respuesta apúntate mi número.  Sé que habré sido uno de los mayores capullos de la historia, pero te mentiría si dijera que en alguna de esas noches con alocadas seguidoras del arte me pierdo entre las sábanas, no veo tu rostro en el suyo.  Y que es entonces cuando deseo con toda mi alma que seas tú y no ellas.” Me sentiré un tanto incómoda, de nuevo mi corazón dará un vuelco y una leve sonrisa se dibujara en mis comisuras: “Sí, sabes que no te llamaré. Pero, eso no quita que unos días más, otros no y otros menos me acuerde de ti y de aquel episodio que pasamos juntos. De esos mensajes nocturnos de buenas noches y de tu forma de quitarme las gafas antes de fundirnos en uno. Pero no... No te llamaré, sencillamente recuerda que siempre te voy a querer, pero que ahora mi corazón pertenece a otra persona y sea con menos o más intensidad en comparación a lo que sentía por ti, le amo y por nada del mundo quiero desprenderme de él.”

Nos daremos dos besos y me tomaré el pequeño privilegio de abrazarte para renombrar tu olor en mi nariz. Por última vez tu mirada se cruzará con la mía y recogeré la maleta que reposa al lado de mis pies. A pesar de todo, desearé con todas mis fuerzas que en otro momento, en otra estación o en medio de la calle yo vaya con él de la mano y te encuentre a ti con una muchacha tan extraña como tú que te haga tan feliz como él me hace a mí. Será entonces cuando podré descansar sabiendo que aunque sea por separado, ambos somos felices y a pesar del filtro de tiempo, igual que yo me acuerdo de ti, tú te sigues acordando de mí.




"Cada mañana, me tiro de la cama, buscando una razón."

En la senda de lo abstracto que delimita con la más cruda realidad nací. Escuchando de fondo melancólicas melodías, a las cuales casi con un dolor placentero empañaba con lágrimas mientras en silencio gritaba una a una las múltiples catástrofes de mi defectuoso mundo interno. Con imágenes de cadáveres, seres inertes y bolígrafos de sangre en vez de tinta, crecí como persona y traté de madurar, mientras las suaves y juguetonas garras de la niñez y la adolescencia intentaban arrancarme del ciclo de la vida como si de una linda flor apunto de abrirse se tratase.

Entre realidad y ficción, amor y odio, alegría y tristeza, silencio y ruido. La vida es tan compleja como el lenguaje que usa de instrumento para describirse a sí misma. Términos confusos, significados extravagantes y palabras que pronunciadas del revés te dejan un sabor curioso en la garganta. Y en medio de todo ese embrollo de letras, versos y canciones prohibidas me crié y me educaron. Pero he de decir que con un buen resultado, aunque..claro..¿Quién no se ha planteado nunca lo que está bien y lo que está mal?

"Me enfrento a una legión de fantoches, miedo y ambición."

Supongo que los sentimientos son en parte los elementos que nos hacen humanos. El sentir que te estás aferrando a algo y por miedo a las posibles consecuencias y efectos negativos te intentas alejar y resguardarte en caso de tormenta. Pero, es curioso pues cuando intentamos huir es demasiado tarde. Ya no puedes marcharte o guardar las distancias como si no pasara nada, pues ya has caído y joder, que si has caído. Procuramos ponernos el chaleco antibalas cuando sabemos de sobra que nos han disparado y nos estamos desangrando.  Tocado.

Quizás, sea ese miedo irracional y a veces incontenible el que nos hace temer y abandonar las armas antes de iniciar la batalla. Porque cuando ya has fracasado más de una vez, tu creencia en la victoria se ha disipado, al igual que toda esperanza. Por eso mismo, intentas evitar el entrometerte demasiado, el inmiscuirte lo suficiente para que no salgas malparado de la situación o con una herida letal. Pero, como ya tú mismo es demasiado tarde y estás perdido. Eres tan cabezota que has esperado hasta el último momento, has bebido la última gota del vaso y ahora quieres fingir que no, que esa gota sigue ahí. Y para tu suerte o desgracia, ya estás dentro del juego.


miércoles, 15 de mayo de 2013

Can't leave me, now.

¿Sabes? por un momento, hace unos cuantos meses pensé que nunca más volvería a sentirme de este modo tan idiota y alocado. Y es que mientras escucho la versión lenta de "In the Dark" de Sonata Arctica, me voy dando cuenta de que los miedos se han esfumado y que mis fantasmas del pasado se está acomodando en un rincón de mi corazón para no volverme a molestar. Parece ser que has derribado aquellos muros inexpugnables (o que al menos yo creía así), que construí alrededor de mi alma para que nadie más pudiera visualizarla en su completa desnudez, jugar con ella y luego dañarla hasta dejarla inconsciente y suspendida en mi propio interior.

Es extraña esta sensación de aparente tranquilidad y relajación, o el volver a sentir ciertas cosas que creía muertas bajo las ruinas en las que un día se convirtió mi corazón roto. Pero, por raro que parezca, esas cicatrices permanecen a él, pues nunca se olvida un dolor de tal calibre, ni algunos nombres que siempre quedarán grabados en él. Sin embargo, se supera, se salta esa jodida valla y aunque permanezca en tu interior ya no importa o duele como antes. Sencillamente está pasado todo por el filtro del tiempo y guardado en una caja dentro de un compartimento secreto en mi corazón.

Pero, una cosa está clara ahora que me estás sanando, que estás cerrando mis viejas heridas y dejando nuevas huellas en la superficie de mi piel: Can't leave me now. Y no, no puedes dejarme ahora y marcharte como si nada. Aunque claro, eres libre, todos lo somos así que solo me queda pedirte: Stay with me someone.




martes, 14 de mayo de 2013

La decadencia humana.


La decadencia de la existencia del ser humano se hace visible en las noches, cuando nadie más aguarda y acecha sus movimientos. Es en la penumbra proveniente del manto nocturno, cuando las personas se desfogan, algunos lloran hasta quedarse más secos que el propio Sahara. Otros, lanzan gritos en vano tratando de deshacerse de toda esa ira e impotencia que se les clava en las extrañas. Aunque claro, también están aquellos que se follan salvajemente desarmando todo el juego de sábanas de la cama, o los que prefieren deleitarse haciéndole el amor a la persona que da luz y brillo a su alma.

Y es qué..¿quién no se siente medianamente protegido al amparo de la noche, cuando solo se escuchan los ruidos que provocan tus propios miedos y las voces de tus fantasmas más anónimos o las de los que tienen nombre y apellidos? . Seguros en una privacidad que en alguna que otra ocasión solo es un espejismo vano, pues hasta las paredes tienen oídos y dentro de nuestros armarios nadie sabe que se fragua con exactitud en sus adentros cuando los cierras hasta el día siguiente.

Y es que el sigilo que provocan las sombras en la noche puede ser alentador o aterrador. Puede que disfrutes de el extraño movimiento de la negrura de tus muebles como si de un desfile se tratara, o acabar tan inquieto por esas cosas que te imaginas que termines cubriéndote con la sábana como si de un escudo protector se tratase.

También, están los que aprovechan la caída del sol para componer sus más oscuras melodías, pintar sus más tétricos cuadros o escribir las más abstractas con líneas con sangre proveniente de alguna herida.  No obstante, ¿quién no se queda sentado en la noche escuchando alguna canción y aguardando a las musas?. Vamos, vamos, seguro que alguno más de una vez lo habéis hecho.

Y es que es la ausencia del Sol, el momento en todos guardan sus disfraces, se deshacen de sus máscaras y actúan como lo que realmente son: seres humanos con defectos, sin armaduras y con sentimientos escondidos tras la más fría de razón.

miércoles, 8 de mayo de 2013

"Que todo lo que pasa es necesario o por el contrario me quedaré sin ti."

Las noches se trascurren día sí y día también. Solitarias se sienten sin tus besos y caricias. Pues, pasé de notar su ausencia, a sufrir aún más por la tuya. Y es que no sé cual es la clave o la fórmula que has empleado, pero he de admitir, que finalmente me has hechizado. La magia de tu sonrisa o la armonía de tu voz me tranquilizan y me transforman el correr incesante de las horas. Pero, me vuelvo loca tratando de encontrarte entre mis sábanas, con el resultado final de no hallarte desnudo como me gustaría localizarte.

Y es que necesito tocarte y escucharte para comprobar que sigues conmigo y que aún no te has marchado. La cama no tiene el mismo tacto cuando tú estás o no estás, al igual que los amaneceres se vuelven neutros y el vacío de la cama me recuerda que estás demasiado lejos físicamente a pesar de que te sienta tan dentro de mí, tan jodidamente cerca.

Creo que terminaré contando los días para que regreses a mi lado y poder al final, besarte y decirte que de verdad te necesito y que sin ti muchas cosas pierden su sentido. Y es que tú, así con tu virtud y tus escasos defectos eres el que posee el poder de hacerme sonreír aunque vea todo demasiado caótico y parezca que la oscuridad y la mala suerte se ciernen sobre mí atrapándome en su seno. El dueño de la voz que suprime de mi alma las lágrimas; y aquel cuyas caricias me desvelan tantos misterios de la vida. El portador de los besos y de los abrazos que durante un momento detienen el tiempo en seco. Y, cuya respiración es la más bonita melodía.

No sé, pero donde tú ves defectos, yo veo lo que quiero y el conjunto de cosas que te vuelven tremendamente encantador y adorable bajo mi humilde punto de vista. Y es así, donde reside mi miedo irracional a perderte y que me abandones. El temor a que te alejes solo o con otra, y ya no recuerdas que un día te escribí diciéndote: No me dejes.




martes, 7 de mayo de 2013

Te pido que me cures.


Te pido que me cures. Pues lo haces de lujo, pero no te detengas, por favor, no te marches. Sana mis heridas con besos y cicatriza las abiertas con saliva. Recorre mis moratones con tus manos y surca con las yemas de tus dedos mis morados. Acaricia con tu lengua mis rasguños y que tus palabras alivien mis noches y recuerden a mi alma que tu sonrisa nos está sacando del hoyo, que nos creíamos incapaces de volver a escalar. Que tu mirada me guíe y visualice todos los rincones dañados de mi piel.

Hoy te pido que me cuides y  me sanes. Que me mantengas en vida y conviertas algunos momentos en huellas. Que me ayudes a enterrar el pasado y esa vieja herida que aún supura. Hoy te pido que veles por mis sueños y me abraces en las noches que haga frío o reine el calor. Te pido que me extrañes y nunca, por favor, me faltes.