sábado, 29 de diciembre de 2012

Cobardes y Orgullosos. {Tercera Herida}


Otra historia de amor entre dos jóvenes deseosos de amar. El principio bonito y destacable, el final; espera; ¿qué final?.

Un período de tiempo extenso vivieron ambos dos. Encantadora historia de amor entre él y ella. Mimos, amos, abrazos, sonrisas, besos, caricias y pasión. También gritos empañados en desesperación y lágrimas de celos y dolor.

Lo malo de una buena historia, es que el final no se percibe, no se palpa, sencillamente impacta y te estalla en la cara. Y eso ocurrió aquí, de la noche a la mañana: discusiones, lágrimas, sollozos y una despedida cargada de dolor. Falta de sentimientos e intensidad, algo difícil de inventar. Pero inventado al final.

“Adiós”: decía sin mirar atrás, pero deseándolo hasta rabiar. Se fue, se separaron, se marchó. A las semanas todo tenía una fea explicación. La palabra “otra” resonaba en sus mentes y vaya que si resonó. Había cambiado lo que más amaba por una efímera diversión.
Pasó el tiempo y ambos compartieron con otros lo que se morían por vivir con su otra mitad. Al final, nada claro en esa historia con final borroso y traslúcido.

Si aún no han ganado es por cobardes y orgullosos. Pero, no uno, sino ambos. Orgullosos y cobardes les faltan a los dos las ganas de luchar, porque amor hay hasta rebosar. Aún espero el momento en que ella me susurre que ha ganado la partida. Que lo ha conseguido, y acaba de despertarse y está desnudo de nuevo a su lado en la cama. ¡Joder, como ansío llegar a ese capítulo de su historia!
Quizás, aún estén a tiempo para regresar. Para echarle agua oxigenada y betadine a la herida y volverlo a intentar.

Esta historia desde mi visión es una de esas sin final. De esas que como en los cuentos de hadas nunca deben acabar. Pero claro, si cobardes y orgullosos ambos son, ¿quién entonces será el primero en arriesgarse por amor?. Uno de ello debe ser el valiente y decidir que ocurrirá. Es entonces que solo está en sus manos, solo en sus manos.


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