miércoles, 10 de julio de 2013

Escape.



No es que a veces se cansara. Directamente estaba harta de tener que vivir con el pensamiento de que nada sería eterno en su vida, y en la de nadie. Había momentos en los que solo le apetecía encerrarse en su mundo con la música bien alta y olvidarse del resto del universo. Tampoco es que fuera antisocial, solo quería respirar un poco de la esencia el mundo en soledad. ¿Tan difícil era de entender?

Disfrutaba cuando la noche caía y todo se tornaba oscuro. Pensaba que así las tinieblas y los miedos que residían en su interior pasaban desapercibidos y se camuflaban con las estrellas. La brisa nocturna le ayudaba a sobrellevar todo aquello que albergaba su cabeza, parecía que el silencio le tranquilizaba y le ofrecía una paz que nada más lo conseguía. Excepto claro, él. Le habían dicho cientos de veces que no era bueno depender aunque fuera tan solo un poquito de alguien...pero como no, a ella le gustaba demasiado eso de pecar y hacer lo que le saliera de las narices.

Sonreía cada vez que se encontraba sola, pero se deprimía al rato de ver que no se oía ni un misero ruido en aquella su cueva. El frío que albergaban aquellas paredes llegaba a helarle el alma en varias ocasiones, ya que lo que más necesitaba era un sencillo abrazo. 

Había veces que tan solo se sentía una niña pequeña y estúpida que por una serie de circunstancias había terminado perdiéndose en el medio de la nada. Tan solo necesitaba aprender a vivir sin miedo o no darle tanta importancia como solía hacer...Joder, ¿qué esperaba la gente?, aún no había terminado de crecer y en ocasiones se le escapaba aquella sonrisa infantil de cuando tenía cinco años. Pero, tampoco quería que le ayudaran a andar, se sentía capacitada para hacerlo sola. O eso creía.

Llorar no era tan malo para ella. En realidad, muchas veces quería hacerlo para desacumular mierda pero no podía hacerlo.Y eso le frustraba enormemente...demasiado. Tanto, que tenía que torturarse con alguna deprimente canción para poder esparcir unas pocas lágrimas. Pobre muchacha.

Deseaba con fuerza vivir en un sitio más frío...de ese modo aquel helor que a veces se le aparecía en el alma, podría confundirse con el provocado por la fría estación. Quizás, algún día consiguiera desaparecer de aquel remoto lugar y echar a volar lejos de algunos viejos recuerdos y de algunas ya no queridas personas.

Tenía miedo a escapar, pero a veces sencillamente, era lo único que deseaba de verdad.

2 comentarios:

  1. Pili,me a encantado, me ha llegado de verdad, me siento algo identificado y todo... Sigue así :) Pablo.

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