sábado, 28 de septiembre de 2013

El poder de las palabras.


Vengo a reivindicar su derecho, a luchar porque no caiga en el olvido su importancia. Porque muchos no recuerdan el poder que reside en cada palabra. Ellas duelen más que los golpes e incluso transmiten más que algunas imágenes o melodías. Están en todas partes: matemáticas, arte, música, ciencias, literatura, en todo. El mundo se desmoronaría si las palabras no existieran para ayudar a aquellos que les cuesta pronunciarse de forma oral. La sociedad no tendría nada con lo que defenderse de forma civilizada y muchos explotarían al no encontrarlas para expresar lo que sienten. Los números llorarían de tristeza al no hallarlas junto a ellas en las ecuaciones, y las notas musicales se quedan huérfanas porque no tendrían nombre.

Los poemas no existirían y los poetas morirían de profunda pena. La gente no podría leer para evadirse de sus problemas y viajar a otras realidades. La imaginación perdería a una de sus madres, y los directores de Hollywood se quedarían sin provisiones para crear nuevas películas basadas en historias plasmadas en los libros. Los amantes ya no escribirían cartas de amor y los escritores...¿existirían los escritores?

Algunas personas no entienden su significado, pueden creer que solo son un mero conjunto de letras que se agolpan cuando en realidad, son mucho más. ¿Quién no escribió nunca algo mientras sus ojos se empañaban de lágrimas? ¿O cuando en sus labios se curvaba una sonrisa? El valor de las palabras reside en su poder transformador, es decir, convierten los sentimientos, ideas, principios, valores, historias en palabras. En historias que se pueden leer, en escritos que se pueden sentir. ¿A veces nunca lloró alguien al leer algo? . Su poder es su increíble capacidad para plasmar todo lo que sentimos o imaginamos en un papel o cualquier otro tipo de soporte, y así sentirnos libres. La capacidad de expresarnos es lo que nos hace libres, y ya no solo mediante palabras si no a través de cualquier tipo de arte: la música, la pintura, la escultura, etc, etc.
No pequemos entonces de ignorantes al decir que las palabras solo son palabras, porque por ejemplo a mí me salvaron más de una vez la vida. Me refugiaron en sus brazos y me ayudaron a sobrevivir. Ellas me salvaron.




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