martes, 26 de junio de 2012

Tres meses, Cinco Días.

Tres meses, cinco días. El peor período de tiempo de mi vida. Época en la que me he tenido que acostumbrar a la ausencia de unos besos, y al vacío que dejó la marcha de cierta persona en el otro lado de la cama. Tres meses y cinco días que un segundo marcó mi vida. Uno de esos instantes de los que tanto hablo yo. Fue, fue un duro instante. Fue el microsegundo en que no perdía a la persona que amaba, si no que la persona que hipotéticamente me amaba, me abandonaba. Cogió camino, se despidió de mí y se fue. Dejándome sola, abandonada y jodidamente jodida cual perro abandonado en la calle, del que su dueño después de hacer lo que quiere con él acaba abandonándole porque ya "no es lo mismo".

Y no es que cuente los días desde que aquello pasó. Al principio cuando la esperanza ardía en mi interior sí, pero cuando ella se esfumó dejando a la amarga realidad, dejé de hacerlo. Pero inevitablemente cada vez que pasa ese día feo, ese día que me jodió recuerdo aquella angustia y ese dolor.

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