Recuerdos
que se desvanecen y marchitan en una mente que se desvive por mantenerlos con
vida como los primeros días. Las situaciones de la vida, perduran en nuestra
memoria durante un tiempo, quizás años, quizás décadas o incluso durante toda
nuestra existencia. Pero, en ocasiones los pequeños detalles, o aquellos que
realmente nos hicieron felices en más de un momento, se resquebrajan y acaban
desapareciendo. ¿Por qué? , porque sencillamente no podemos mantener tantas
cajas y cajas de recuerdos almacenadas en el desván de nuestro cerebro.
Hay
personas que luchan porque esos instantes de sus vidas permanezcan sin
debilitarse, pero hay veces en las que la simple entrada de otros nuevos
recuerdos, termina ganando terreno y alejando a muchos de los anteriores.
Porque, aunque no queramos todo instante de nuestra vida, al día siguiente ya
solo es un recuerdo. Un recuerdo bonito que cuidar o como diría Melendi: “Un
recuerdo que olvidar”. Pero, a fin de cuentas todos tienen la misma envoltura y
similar duración.
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