domingo, 25 de agosto de 2013

Prometí.

Prometí no volver a enamorarme. Prometí no volver a sonreír de ese modo. Prometí no volver a llorar por nadie que no fuera un amigo o familiar. Prometí no volver a sentir esa sensación en el estómago. Prometí no volver a necesitar a nadie de tal forma. Prometí no pensar de nuevo  en un solo nombre. Prometí que no volvería a tropezar de ese modo. Prometí no empezar otra vez ninguna historia que pudiera lastimarme a mí y a mi perdido corazón. Prometí no volver a caer en las garras de otra sonrisa de esas dimensiones. Prometí no volver a temblar o sentirme pequeña por el poder que una mirada puede tener sobre mí. Prometí no sentirme así por encontrarme entre los brazos de alguien. Prometí no volver a desear la compañía tanto de alguien. Prometí también, que no volvería a extrañar a nadie hasta el punto de clavárseme su ausencia en el alma y ver como se ancla a mi cama. Si...prometí demasiadas cosas. Cosas que creía con todas mis fuerzas poder mantener toda la vida a raya, pero claro no conté contigo. No reparé en el color intenso de tu mirada o en la luz que irradia tu sonrisa, hasta que un día me dí cuenta de que los necesitaba más de lo que yo misma creía. Prometí bastantes cosas, hice promesas inútiles que al llegar a tú se rompieron una tras otra, como si de hojas secas se tratasen. Miles de promesas que hice en mi cabeza y después de mil noches en vela llorando y suspirando por nada, se han resquebrajado. Y solo gracias a ti, que apareciste me curaste y como ya te dije, me recordarte lo que era sonreír. Cerraste mis heridas y me enamoraste de ti a pesar de todas esas promesas que yo creía inquebrantables...Quien sabe, o tú eres más especial de lo que crees o yo más débil de lo que me pienso. Sea como sea...


No hay comentarios:

Publicar un comentario