jueves, 24 de octubre de 2013

"Esta tierra no tiene dueño. Ahora sangra...¡y yo la defiendo!"

"Va muriendo lentamente, Mama Tierra. Mother Earth"

Los admiro. A gente como Greenpeace, Igualdad Animal y miles de asociaciones más. A las protectoras, a los animalistas, a todas esas personas que se arriesgan para poder salvar a la más vieja de este planeta: la Madre Tierra. 

Los seres humanos, a veces, parece que se olvidan de sus raíces. De que su madre es la tierra, que les permite habitar en ella. Que los animales son su familia y la naturaleza, su hermoso hogar al que deben cuidar. No sé...no entiendo por que les divierte torturar a otras especies, porque les hacen daño. Arrancar pieles, cuernos, sacar órganos, miles de atrocidades. Atrocidades que se cometen sin un atisbo de compasión, como si se tratara de un algo inanimado inferior a ellos que no siente ni padece. Cuando sucede todo lo contrario. Animales y plantas respiran y sienten. Basta, de afirmar que no tienen sentimientos, cuando puedes ver su cariño dibujado en su mirada. Basta.

Salvar el Ártico, salvar la barrera de Coral, salvar el Amazonas, proteger a especies...solo son algunas de las miles misiones que ocupan a estas personas y que deberían preocuparnos a todos. No estamos destruyendo a algo ajeno a nosotros. No, estamos destrozando nuestro propio hogar, matando a nuestros vecinos y asesinando por diversión. Que caigan la tauromaquía, los torturas públicas a animales, la caza, la pesca sin freno, el comercio de pieles, el uso de partes de sus cuerpos como afrodisíacos, la explotación de estos para diversos fines, el abandono de perros y de otras especies...Que se terminen los zoos, los circos, los acuarios y los secuestros y encarcelamientos de estos seres. Que cese la tala indiscriminada de árboles, la contaminación, el calentamiento global, el deshielo de los polos, la construcción sin sentido y el sin fin de acciones ilógicas que se encargan de destruir el planeta.

El problema es que mientras esto sigue ocurriendo, mientras seguimos perdiendo el tiempo con banalidades o preocupándonos por nosotros mismos más que por lo que sucede a nuestro alrededor, ella sigue muriendo. Muere lentamente, los polos se siguen descongelando, los árboles se convierten en excesivos sillones, los hábitats en ciudades que luego no habita nadie, y los animales en vulgares pieles. Y así millones de cosas más. 

Nuestra conciencia está tranquila, porque somos la especie más egoísta de todas. Nos matamos entre nosotros y nos herimos siempre que tenemos ocasión. ¿Cómo no vamos entonces a dañar a nuestros diferentes pero que en realidad son nuestros iguales? Porque a pesar de la especie, la raza,  el tamaño o la textura de nuestra piel, tenemos una cosa en común...y es que todos habitamos y somos hijos de ella...de Mama Tierra.


No hay comentarios:

Publicar un comentario