martes, 29 de octubre de 2013

Muy lejos.


Y en noches como esta sueño en mis infinitas ganas de poder abrazarle cada madrugada y despertarme  a su lado amanecer, mientras la más bonita melodía que conozco, que son nuestras respiraciones, adorna el silencio y lo disipa cual niebla. Sonidos de gestos de amor, de muestras de aprecio y de múltiples posibilidades de amar.

Y esas mismas noches, mi estómago se revuelve solo y mi corazón se vuelca hacia un lado, haciéndome recordar lo mucho que le quiero. En ese deseo interno de pasar el correr de las horas, los días, las semanas, los meses y los años junto a ti. Mientras los segundos se acumulan en el reloj y tú y yo no hacemos más que mirarnos en silencio, sabiendo todo lo que nos estamos diciendo.

Y es que...¿qué sentido tendría vivir ahora sin ti? Después de haber probado el sabor de tus besos y la textura de tus labios. Después de haber recorrido con mis manos todos los rincones de tu cuerpo, o de haberme perdido una mil y veces en tu intensa mirada. ¿Dónde residiría la lógica en esa decisión?

"Rezo" cada noche para poder encontrarte a mi lado entre las sábanas al despertar, para que el momento de estar juntos llegue cuanto antes. Para poder tenerte a mi lado cuando me apetece llorar y abrazarte hasta el punto de que tu olor me haga olvidar aquello por lo que derramaba mis lágrimas. Ojalá pudiera refugiarme en tu mirada cuando todo va mal.

Y estas jodidas mismas noches, es cuando muero de rabia por no poder escaparme de tu mano. Perderme en un mundo lejos del mío, en el que solo estemos "tú y yo" y un montón de desconocidos. Lejos, lejos de las palabras que hacen daños y los amigos de cartón. Un lugar donde solo haya sitio para el amor.

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